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Sobre la ley

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STO. TOMÁS DE AQUINO

 

SOBRE LA LEY

 

SUMMA THEOLOGIAE

PRIMERA PARTE DE LA SEGUNDA PARTE (I-II)

(Trad. Luis Inclán)

CUESTIÓN 106

Sobre la ley del Evangelio, llamada ley nueva, en sí misma considerada

ARTÍCULO 2

 

¿Justifica la ley nueva?

 

 

Objeciones por las que parece que la ley nueva no justifica.

 

1. Nadie está justificado sino el que obedece a la ley de Dios, según Heb 5: Cristo se convirtió, para todos los que le obedecen, en causa de eterna salvación. Pero el Evangelio no siempre hace que los hombres le obedezcan, pues se dice en Rom 10: No todos obedecen al Evangelio. Luego la nueva ley no justifica.

 

2. El Apóstol prueba a los Romanos que la ley antigua no justificaba, porque con su venida creció la prevaricación, según se dice en Rom 4: La ley provoca la ira, pues donde no hay ley, no hay trasgresión. Pero mucho más agravó la ley nueva la prevaricación, pues es merecedor de mayor pena el que peca después de promulgada la ley nueva, según lo de Heb 10: Si el que menosprecia la ley de Moisés es condenado a muerte irremediablemente con el testimonio de dos o tres, ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisotea al Hijo de Dios? Luego la ley nueva, igual que la antigua, no justifica.

 

3. Justificar es efecto propio de Dios, según aquello de Rom 8: Dios es quien justifica. Pero la ley antigua procedió de Dios, como la nueva; luego la ley nueva no justifica más que la antigua.

 

Contra esto: Está lo que dice el Apóstol en Rom 1: No me avergüenzo del Evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todo el que cree. Pero no hay salvación sino para los justificados; luego la ley evangélica justifica.

 

Solución: Según queda dicho, dos cosas abarca la ley del Evangelio: una, la principal, es la misma gracia del Espíritu Santo, comunicada interiormente, y en cuanto a esto, la ley nueva justifica. Por eso dice San Agustín en De spiritu et littera: Allí, es decir, en el Antiguo Testamento, fue dada una ley extrínseca que aterrorizaba a los injustos; aquí, en el Nuevo Testamento, fue dada interiormente una ley que justifica. Secundariamente a la ley del Evangelio están los documentos de la fe y los preceptos, que ordenan los afectos y actos humanos, y en cuanto a esto, la nueva ley no justifica. Por esto dice el Apóstol en 2 Cor 3: La letra mata, pero el espíritu da vida. Y San Agustín, expone en el libro De spiritu et littera que por letra se entiende cualquiera escritura exterior al hombre, aunque sea de preceptos morales, los cuales se contienen en el Evangelio. Por lo que también la letra del Evangelio mataría si no tuviera la gracia interior de la fe, que sana.

 

Respuesta a las objeciones:

 

1. Esa objeción procede de la ley nueva, no considerada en cuanto a lo principal que hay en ella, sino según lo que es en ella secundario, a saber, los documentos y preceptos, impuestos desde fuera al hombre, sea de palabra, sea por escrito.

 

2. La gracia del Nuevo Testamento, aunque ayude al hombre a no pecar, sinb embargo no le confirma en el bien, de modo que el hombre no pueda pecar; pues esto es propio del estado de la gloria. De manera que si alguno, después de recibida la gracia del Nuevo Testamento, pecase, es digno de mayor pena, como ingrato a mayores beneficios y despreciador de los auxilios que se le han dado. Ni por esto se ha de decir que la ley nueva provoca la ira, porque en sí misma nos proporciona un auxilio suficiente para no pecar.

 

3. Un único Dios es el que nos ha dado la ley antigua y la nueva; pero de diverso modo, pues dio la ley antigua escrita en tablas de piedra, y la nueva escrita en las tablas de carne del corazón, según dice el Apóstol en 2 Cor 3. Por lo cual dice San Agustín en De spiritu et littera: Esa letra escrita fuera del hombre la llama el Apóstol instrumento de muerte y de condenación; pero la otra, esto es, la ley del Nuevo Testamento, la llama instrumento del espíritu y de la justicia, pues por el don del Espíritu obramos la justicia y nos libramos de la condena correspondiente a la prevaricación.

 

 
     

SOBRE LA LEY

SOBRE LA LEY EN GENERAL

I-II, q. 90, La esencia de la ley

I-II, q. 91, Las distintas clases de leyes

I-II, q. 92, Los efectos de la ley

SULLE PARTI DELLA LEGGE

Ley eterna

I-II, q. 93, La ley eterna

Ley natural

I-II, q. 94, La ley natural

Ley humana

I-II, q. 95, La ley humana

I-II, q. 96, El poder de la ley humana

I-II, q. 97, Sobre la mutabilidad de las leyes

La antigua ley

I-II, q. 98, La antigua ley

I-II, q. 99, Los preceptos de la ley antigua

I-II, q. 100, Los preceptos morales de la ley antigua

I-II, q. 101, Los preceptos ceremoniales en sí mismos

I-II, q. 102, Razón de los preceptos ceremoniales

I-II, q. 103, Duración de los preceptos ceremoniales

I-II, q. 104, Los preceptos judiciales

I-II, q. 105, Naturaleza de los preceptos judiciales

La nueva ley

I-II, q. 106, Sobre la ley del Evangelio, llamada ley nueva, en sí misma considerada

I-II, q. 107, Comparación entre la ley antigua y la nueva

I-II, q. 108, El contenido de la ley nueva