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STO. TOMÁS DE AQUINO

 

SOBRE LA LEY

 

SUMMA THEOLOGIAE

PRIMERA PARTE DE LA SEGUNDA PARTE (I-II)

(Trad. Luis Inclán)

CUESTIÓN 100

Los preceptos morales de la ley antigua

ARTÍCULO 10

 

¿Cae bajo el precepto de la ley el modo de la caridad?

 

 

Objeciones por las que parece que el modo de la caridad cae bajo el precepto de la ley.

 

1. En Mt 19 se dice: Si quieres entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos; de donde parece que la guarda de los mandamientos basta para entrar en la vida eterna. Pero las buenas obras no bastan para entrar en la vida eterna si no se hacen por caridad, pues se dice en la carta primera a los Corintios 13: Si repartiese en comida a los pobres toda mi hacienda y si entregase mi cuerpo al fuego, pero no tuviese caridad, nada me aprovecha. Luego el modo de la caridad cae bajo el precepto.

 

2. Corresponde al modo de la caridad que todas las cosas se hagan por Dios, y esto cae bajo precepto, pues dice el Apóstol en 1 Cor 10: Haced todas las cosas para gloria de Dios. Luego el modo de la caridad cae bajo el precepto.

 

3. Si el modo de la caridad no cae bajo el precepto, alguien podría cumplir los preceptos de la ley sin caridad; pero lo que se puede hacer sin caridad se puede hacer sin gracia, que siempre va unida a la caridad; luego alguno puede cumplir los preceptos de la ley sin gracia. Pero esto es un error pelagiano, según San Agustín en el libro De haeresibus. En fin, que el modo de la caridad está incluido en el precepto.

 

Contra esto: Está que quien no guarda un precepto peca mortalmente. Si, pues, el modo de la caridad cae bajo el precepto, se sigue que quien ejecuta una obra y no lo hace por caridad, peca mortalmente. Y como el que no tiene caridad no obra por caridad, se seguiría que quien no tiene caridad peca mortalmente en toda obra que ejecuta, aunque sea obra buena; lo cual es inaceptable.

 

Solución: Sobre este punto hubo opiniones contrarias. Sostuvieron unos que, en absoluto, el modo de la caridad cae bajo el precepto, y que no es imposible observar el precepto al que no tiene caridad, pues puede disponerse para que Dios se la infunda. Ni tampoco el que no tiene caridad peca mortalmente al hacer una obra buena, porque el precepto de obrar por caridad es afirmativo, que no obliga siempre, sino en el tiempo en que tiene caridad. Otros dijeron que el modo de la caridad no cae de ninguna manera bajo el precepto.

Ambas sentencias encierran algo de verdad. El acto de caridad se puede considerar de dos maneras: una, como acto de virtud considerado en sí mismo, y de este modo cae bajo aquel precepto de la ley que especialmente trata de esto, a saber: Amarás al Señor, tu Dios y Amarás a tu prójimo. Y cuanto a esto, dijeron verdad los primeros, pues no es imposible observar este precepto que versa sobre los actos de caridad, pudiendo el hombre disponerse para tener esta caridad, y, una vez que la posea, puede usar de ella.

De otro modo se puede considerar el acto de caridad como modo de las otras virtudes, en cuanto que se ordenan a la caridad, que, es el fin del precepto, según se dice en la primera carta a Timoteo. Ya hemos dicho atrás que la intención del fin es un modo formal del acto ordenado al fin. Así considerado, dice bien la sentencia segunda que el modo de la caridad no cae bajo el precepto. Por ejemplo, en el precepto Honra a tu padre no se incluye que se honre al padre por caridad, sino sólo que se le honre. De suerte que quien honra al padre, aunque no tenga caridad, no por eso es trasgresor de este precepto, aun cuando lo sea del que mira el acto de la caridad, por lo cual merece su castigo.

 

Respuesta a las objeciones:

 

1. No dijo el Señor: Si quieres entrar en la vida eterna, guarda uno de los mandamientos, sino: Guarda todos los mandamientos; entre los cuales está el mandamiento del amor a Dios y al prójimo.

 

2. En el precepto de la caridad se contiene que se ame a Dios de todo corazón, y de aquí nace que todas las cosas hagan referencia a Dios. Por esto el hombre no puede cumplir el precepto de caridad si no se enderezan a Dios todas las obras. Así pues, el que honra a los padres está obligado a honrarlos por caridad, no en virtud del precepto: Honra a tus padres, sino del otro: Amarás al Señor, tu Dios, de todo tu corazón. Y siendo estos dos preceptos afirmativos que no obligan siempre, pueden obligar en diversos momentos; y así puede ocurrir que uno, cumpliendo el precepto de honrar a los padres, no trasgrede entonces el precepto sobre la omisión del modo de la caridad.

 

3. El hombre no puede cumplir todos los preceptos de la ley sin cumplir el precepto de la caridad, lo que no se hace sin la gracia. Por esto es imposible lo que Pelagio afirmó, que el hombre puede cumplir la ley sin la gracia.

 

 
     

SOBRE LA LEY

SOBRE LA LEY EN GENERAL

I-II, q. 90, La esencia de la ley

I-II, q. 91, Las distintas clases de leyes

I-II, q. 92, Los efectos de la ley

SULLE PARTI DELLA LEGGE

Ley eterna

I-II, q. 93, La ley eterna

Ley natural

I-II, q. 94, La ley natural

Ley humana

I-II, q. 95, La ley humana

I-II, q. 96, El poder de la ley humana

I-II, q. 97, Sobre la mutabilidad de las leyes

La antigua ley

I-II, q. 98, La antigua ley

I-II, q. 99, Los preceptos de la ley antigua

I-II, q. 100, Los preceptos morales de la ley antigua

I-II, q. 101, Los preceptos ceremoniales en sí mismos

I-II, q. 102, Razón de los preceptos ceremoniales

I-II, q. 103, Duración de los preceptos ceremoniales

I-II, q. 104, Los preceptos judiciales

I-II, q. 105, Naturaleza de los preceptos judiciales

La nueva ley

I-II, q. 106, Sobre la ley del Evangelio, llamada ley nueva, en sí misma considerada

I-II, q. 107, Comparación entre la ley antigua y la nueva

I-II, q. 108, El contenido de la ley nueva